viernes, 21 de febrero de 2014

Wayar anota su primer gol, el del triunfo



El cambio estaba listo, Daniel Chávez por Diego Wayar. The Strongest solo esperaba que la pelota saliera de la cancha para solicitarlo; sin embargo, el chico se animó a iniciar una jugada, le pasó a Pablo Escobar y con algo de suerte, porque la pelota rebotó en un zaguero, le llegó justo, no lo pensó dos veces y convirtió un golazo, el de la victoria.

Wayar fue la sorpresa en la alineación de Eduardo Villegas, quien lo puso como lateral izquierdo, y hubiera pasado desapercibido si no era por el gol, el primero que anota con la camiseta de The Strongest, incluyendo los partidos que jugó en el torneo doméstico.

Por ese tanto se convirtió en el héroe de la noche, pues más allá de los méritos que hizo The Strongest para ganar, con tantas opciones que tuvo, Wayar fue el único que embocó. De esa manera, fue su debut soñado en un torneo internacional, valioso además por los tres puntos que al Tigre le permiten hacer respetar su localía y estar en carrera por la clasificación.

“La verdad que uno siempre espera su oportunidad. Quiero agradecer al profe, a mis compañeros por el apoyo brindado y por la confianza. Lo importante es que ganó el equipo, en este caso se me dio el gol y aseguramos tres puntos en La Paz”.

Y contó cómo fue la conquista: “El balón me quedó ahí, le pegué y listo, fue gol. Ya en los entrenamientos le vengo pegando y se me dio gracias a Dios. Creo que poco a poco el equipo se va consolidando y logrando su mejor fútbol. Al frente tuvimos un rival duro. Ahora debemos seguir trabajando”.

Chumacero aún no es el de antes

Con paciencia

El domingo, ante Oriente en Santa Cruz, Alejandro Chumacero había jugado bien en su reaparición en el fútbol boliviano; anoche, en cambio, le pesó el partido de corte internacional y estuvo lejos de lo que solía hacer. Fue un candidato para ser reemplazado y en eso el DT Villegas le tuvo paciencia.

Patrón en el medio

Raúl Castro juega su primer torneo internacional y da la impresión de que ya tuviera varios sobre sus hombros. Ayer fue dueño en el medio sector, quitó pelotas y también repartió algunas yendo para adelante. Estuvo entre los mejores del Tigre y por ahora es difícil que alguien le saque su lugar en el equipo.

Soliz, bien

Parada fue la figura, Fernández estuvo muy bien en el arco, y otro que tuvo un buen desempeño fue Nelvin Soliz, despierto y hábil en la salida por la banda. En el primer tiempo llegó hasta el área, recibió un centro y cabeceó como se debe hacer, pero de forma increíble el arquero evitó lo que era un gol cantado.

Ramiro Siles Aparicio: El Tigre Escobar

No hay entrenador en el mundo que lo reconozca abiertamente, pero son muchos los equipos que dependen de un jugador más que del conjunto, y a veces The Strongest es uno de ellos. Le va bien si Pablo Escobar está iluminado, y sufre en demasía si el capitán no está metido en el partido.

Anoche pasaron 20 minutos sin que el “10” apareciera y el Tigre no tenía rumbo, o mejor dicho sabía hacia dónde debía ir, pero no los argumentos para ello, no había —porque Escobar andaba en otra— quién descifrara para romper el sistema defensivo que había planteado la “U”.

Los datos siguientes pueden ayudar a respaldar esta Escobardependencia stronguista. Fue el capitán el primero en asustar realmente al golero visitante con un tiro cruzado, apenas desviado; y cuando comenzó a agarrar la pelota como él sabe hacerlo, a la “U” no le quedó otra que bajarlo, y de las varias amarillas que hubo en la primera mitad fue Escobar, con su habilidad, el causante para que el árbitro sacara al menos dos.

Pablo estuvo cerquita de hacer un gol olímpico cuando sacó un tiro de esquina al primer palo, y fue él quien le puso la pelota a Ríos para que éste escapara solo y lanzara un centro que, tras ser cabeceado por Soliz, milagrosamente el guardameta logró tapar e impedir que se le metiera.

En los pasajes en los que no estuvo, salvo la polémica jugada del gol que para el árbitro y compañía no fue, si la pelota no pasaba por los pies del mediocampista, era difícil que llegara limpia y generara peligro.

Escobar, líder como es (adentro y afuera), con la experiencia y astucia que tiene, también es capaz de meterse a pelear por la pelota, de no darla por perdida, y así le va, como anoche, cuando ingresó al área contra viento y marea y la suerte —porque también es cuestión de tenerla— le sonrió a él y a su equipo, y de un rebote la pelota le quedó a Wayar para que el chico hiciera un golazo, que no fue cualquiera, sino el de la victoria.

Ramiro Siles Aparicio es editor de Marcas de La Razón


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